Al amigo, Francisco.

 Ligero  de equipaje

¿Qué mas?

En brazos de la madre.

¿Qué más?

Nada le faltará,

en los brazos de la madre

Nada.

Superó en vida a su propio ego.

Hasta el diablo lo respeta, a nadie con  poder real le gustan los advenedizos, ni tampoco los genuflexos.

A lo sumo, la enemiga de todo, la ignorancia,  podrá burlarse de él, nada más, apenas eso.

Él no murió; estas personas no mueren,  renacen en la palabra, 

Él, pertenece a esa otra categoría, a los que juegan en otras ligas, donde llegan unos poquitos de cada centuria, de cada milenio, constructores de conciencia.

Tuve el honor de haber sido considerado por él en el hacer del servicio; no juntando rosas, si  enfrentando buenamente, con amor y misericordia, con la belleza de arte y sin un solo improperio, a los necios faltos de afecto, que luego por prepotencia del amor, comprendieron.

Llevo en mi ser su pensamiento, y  su último mensaje a mí alma. Nada más necesito de él, nada, lo dijo todo, entregó todo el mensaje, completo.. 

Él, es el alfa y omega de mi patria, Francisco.. El que quiera sentir,  que  sienta. 

Cierto es que el 70 veces 7 es casi imposible para un humano, es por eso, precisamente, que ese es el camino, el de la concordia hacia el conocimiento, iluminado por la misericordia de los amigos de la vida.. 

Nada más pidió, y así lo entiendo: sé, haz y da.  Un mandato, sencillo y escueto de letras pequeñas pero de contenido gigante: SÉ HAZ DA. 

Estás en mi, amigo.

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